lunes, 5 de agosto de 2013
Indómito animal
Tierra lejana de paisajes ondulantes,
de reducidos colores y dulces olores.
Cielos azulinos y soles ardientes,
grisáceo mar embravecido e insolente.
Mar empeñado en recuperar lo perdido
se alza sobre usurpadores, afligido.
Gigantes de acero con pies de ladrillos
en suelos robados se yerguen sin motivos.
Un viento implacable que hace trepidar
que ni el más grande de los monstruos puede frenar;
tierra, arena y polvo, todo hace volar
y sin inconvenientes el paso pueden hallar.
Tu espíritu indomable sigue resistiendo
los cambios y ultrajes de los impíos ciegos,
los que cortan tus cumbre y desmembran tu cuerpo
saciando las ansias de acumular dinero.
Extraen tu miel, succionan y secan tus venas.
Se ven a lo lejos luces tal si fueran velas,
quemando los frutos arrancados del vientre,
comercian tu sangre los vampiros insolentes.
Comodoro, ¿cómo no te voy a reverenciar?
Si eres poderoso e indómito animal,
aún resistiendo a los que te quieren dominar,
esperando que nuevos vientos empiecen a soplar
Pia Benitez
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